Alphonzo Poka - Genealogía conceptual

30.11.2017

La publicidad nos presenta la promesa de un mundo perfecto: un mundo sensual, un mundo placentero, un mundo que está al alcance de la mano, y para cuyo acceso únicamente hay que pagar el pequeño precio de adquirir los productos que se comercializan a través de esa publicidad.
Imágenes de cuerpos bellos, estéticos, dispuestos sensualmente a la mirada, paisajes oníricos y detalles minuciosamente cuidados; imágenes publicitarias, que nos muestran un mundo donde no existen desniveles de clase ni intereses contrapuestos entre los diferentes sectores sociales, y en el que han desaparecido la pobreza, la violencia y las guerras, la enfermedad, el dolor humano.

Espejismo terrible en el que las míseras posesiones materiales, objetos adquiridos, catálogos de moda o de muebles prefabricados, son la falsa promesa de una vida llena de regocijo y comodidades, y en el que el dinero y el patrimonio personal se convierten, a la fuerza, en el único referente simbólico posible.
Sociedad de ganadores, sociedad para ganadores, en cuyos márgenes se amontonan, invisibles, los seres imperfectos, los inadaptados, los que no han alcanzado los estándares socialmente determinados.
Distopía de la belleza, distopía de la perfección, distopía de la realidad, distopía de la economía política.

Sería preciso realizar una serie de acuarelas en las que aparezcan cuerpos grotescos, deformes de todo erotismo. Figuras heridas, fracturadas, huidizas, en ruinas, aprisionadas en un mundo donde no hay lugar para ellas. Imágenes en las que un hipotético espectador pueda sentir reflejados oscuros aspectos de sí mismo, ocultos bajo el yo cotidiano y superficial.
Pensar el cuerpo como el lugar donde golpean todas la violencias.

Apuntes para una biografía ficticia.


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